He librado mil batallas
y ganado alguna guerra.
Descubrí que me gusta el sabor de la victoria.
A veces, he tenido que dejar
a un lado del camino mi equipaje
para seguir avanzando.
Y me di cuenta
de que lo que dejé no merecía la pena.
Era exceso de carga
y ahora avanzo más libre
con mi carga más liviana.
Pero eso lo sé ahora,
cuando el valor de algunas cosas
ha dejado de importarme.
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